¿Cómo ayudar después de una recaída de adicciones?

Lo advierten en los vuelos; antes de ayudar a otros, ponte la máscara de oxígeno. En este caso es igual: un buen estado emocional permitirá apoyar a alguien adicto, siguiendo esta serie de recomendaciones psicológicas.
¿Cómo ayudar después de una recaída de adicciones?
Sharon Laura Capeluto

Escrito y verificado por la psicóloga Sharon Laura Capeluto.

Última actualización: 24 abril, 2024

Cuando alguien cercano es adicto y recae, es crucial ayudar con cautela y empatía. Y es que alrededor del 50 % de las personas con consumo problemático experimentan recaídas después del tratamiento. En este contexto, quienes acompañan se ven envueltos en desafíos significativos con frecuencia.

Entre las pautas convenientes en una situación de este tipo se encuentra evitar el aislamiento social y asistir a la persona en la identificación de los factores desencadenantes del consumo o la acción. Conozcamos todas las estrategias.

Recaídas en adicciones: una amenaza continua

Cada reincidencia trae consigo una mezcla de emociones difíciles de manejar, tanto para quien la sufre como para quien acompaña; preocupación, tristeza, frustración e impotencia. Sin embargo, es fundamental ser consciente de que las recaídas son parte del proceso de la enfermedad.

De hecho, la frecuencia de reincidencia de la adicción es similar a otras enfermedades crónicas como la presión arterial elevada o el asma, de acuerdo con un informe difundido por National Institute on Drug Abuse. En todos estos casos, la recaída señala la necesidad de retomar o ajustar el tratamiento.



Claves para ayudar a un adicto luego de una recaída

Ver sufrir a alguien amado es devastador. Los seres queridos invierten amor, energía y esperanza en apoyar la recuperación, por lo que presenciar un retroceso resulta de lo más doloroso.

A su vez, este escenario nos recuerda lo insidiosa y desafiante que es la adicción y quizás genere sentimientos de culpa o duda sobre cómo abordarla. Así las cosas, presta atención a las siguientes herramientas para gestionar una recaída.

1. Conocer la enfermedad

Como primera medida para ayudar a un adicto que recae, es fundamental tener una visión completa de la enfermedad. La adicción se caracteriza por la búsqueda compulsiva de drogas o comportamientos, a pesar de las consecuencias adversas.

Es crucial comprender que no se trata de una falta de voluntad ni de una elección consciente, sino que implica cambios biológicos y químicos en el cerebro, lo que afecta el control de los impulsos, la toma de decisiones y la capacidad de resistir a la urgencia de consumir la sustancia adictiva.

2. Practicar la escucha empática y activa

Esto implica escuchar sin juzgar, sin interrumpir y sin tratar de dar consejos o indicaciones inmediatas. Es crucial evitar una actitud hostil o llena de furia, ya que esto podría ocasionar que la persona se distancie. Ahora bien, ¿significa que apoyas su comportamiento? Por supuesto que no.

Más bien, se trata de ofrecer un espacio seguro y comprensivo, porque es esencial que la persona entienda que tu intención es ayudarla a sentirse mejor. A veces, esto incluye decir cosas que podrían resultar difíciles o incómodas de escuchar, pero siempre manteniendo un tono empático.

3. Evitar ser quien supervisa su consumo

No necesitas convertirte en un supervisor u oponente para ayudar a un adicto, pues es posible que cause una fuerte resistencia. En su lugar, es más efectivo fomentar su independencia y, sobre todo, su sentido de responsabilidad en el proceso de recuperación.

Una estrategia útil para ayudar a alguien adicto es colaborar para prevenir que tenga contacto con las sustancias o conducta problema. Por ejemplo, motivarle a establecer límites con personas o lugares donde solía consumir, como apartarse de ciertos entornos o compañías.

En paralelo, sugiere actividades alternativas que le ayuden a mantener su mente ocupada y alejada de la tentación.

4. Contribuir a que mantenga contacto social

El aislamiento social es muy común entre las personas que experimentan recaídas en el alcoholismo o en el consumo de drogas. A la vez, es uno de los factores de riesgo más significativos. Entonces, fomentar la conexión social puede ser de enorme ayuda.

Aliéntale a mantener relaciones positivas y a participar en actividades sociales de su interés, con el objetivo de fortalecer su apoyo emocional.

5. Reforzar los logros conseguidos

Reconocer y celebrar cada avance, por pequeño que sea, es fundamental para mantener la motivación y la autoestima de alguien en recuperación. Esto abarca valorar sus esfuerzos y resaltar sus progresos, incluso en situaciones complicadas de recaída.

Al mismo tiempo, orienta para fijar metas a corto plazo. Eso sí, es esencial que sean alcanzables y realistas, ya que proporcionan un sentido de dirección y de logro. Por ejemplo, algunas metas serían asistir a las reuniones de grupo de apoyo, dedicar tiempo al ejercicio físico o practicar estrategias de manejo del estrés y la ansiedad.

6. Acompañar a pedir ayuda profesional

Una medida imprescindible para ayudar a un adicto es motivarlo a buscar ayuda profesional. Si aún no cuenta con un equipo tratante, es esencial que lo ayudes a encontrar los recursos adecuados. Esto contemplaría investigar centros de rehabilitación, terapeutas especializados y/o programas de apoyo comunitario.

En particular, la terapia cognitiva es una de las herramientas de afrontamiento principales. En este panorama, se busca alterar los pensamientos negativos que dificultan la recuperación, tales como «no puedo sobrellevar la vida sin consumir», «tengo control y puedo consumir de manera ocasional» o «no soy capaz de cambiar».

¿Por qué las personas adictas recaen?

Como ya dijimos, la naturaleza crónica de la adicción significa que el riesgo de recaída siempre está presente, incluso después de períodos prolongados de abstinencia. Ahora bien, las razones detrás de una recaída pueden ser diversas y complejas. Algunas de ellas son las que mencionamos a continuación:

  • Sobreconfianza en la capacidad de mantener la abstinencia.
  • Desencadenantes emocionales como el estrés, la ansiedad o la depresión.
  • Falta de apoyo adecuado por parte de familiares, amigos o profesionales de la salud.
  • Exposición a situaciones o entornos asociados con el consumo de la sustancia o conducta adictiva.

Otro dato relevante es que se estima que cerca del 70 % de las personas adictas que recaen lo hacen durante los primeros seis meses después del tratamiento, siendo contribuyentes factores como el policonsumo de sustancias y la falta de motivación al cambio.



¿Se pueden detectar los síntomas de una posible recaída?

Sí. En muchos casos, es posible reconocer ciertos signos o síntomas de advertencia que podrían indicar la posibilidad de una recaer. Por ejemplo, si la persona se muestra irritable y a la defensiva, deja de asistir a las reuniones del grupo de apoyo, experimenta cambios repentinos en el estado de ánimo y niega o minimiza su problema.

Al notar estas señales en alguien cercano, es crucial no apartar la mirada. Para intentar prevenir la recaída en su adicción, es posible aplicar una combinación de estrategias, incluidas las mencionadas con anterioridad, y algunas otras adicionales.

Entre ellas, ayudar a identificar los desencadenantes específicos que contribuyen al consumo o comportamiento compulsivo y apoyarla a mantener límites en sus relaciones y actividades diarias, para proteger su recuperación. Esto engloba aprender a decir «no» a situaciones o personas que representen un riesgo en su proceso.

Para ayudar a un adicto, primero debes cuidarte

La adicción es una lucha difícil que involucra varios factores, muchos de los cuales no podemos controlar. Cuando alguien que amamos está atravesando dificultades, nuestro instinto es protegerlo, ¿verdad? Nos lanzamos al rescate con toda nuestra energía y corazón. Nadie dice que no lo hagas, pero asegúrate de no descuidarte.

«En caso de emergencia, primero ponte tú la máscara de oxígeno y luego ayuda a los demás». ¿Has escuchado esta famosa instrucción en los aviones? Es una lección importante para la vida también. Si intentamos salvar a alguien sin estar bien nosotros mismos, nos arriesgamos a quedarnos sin aire y no poder colaborar como quisiéramos.


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